Cuando sentimos que morimos de soledad, de desesperación o de amor, las demás emociones no hacen más que prolongar ese séquito sombrío. La sensación de no poder ya vivir tras semejantes vértigos resulta igualmente de una consunción puramente interior. Las llamas de la vida arden en un horno del que el calor no puede escaparse. Quienes viven sin preocuparse por lo esencial se hallan salvados desde el principio; pero ¿tienen algo que salvar ellos, que no conocen el mínimo peligro? El paroxismo de las sensaciones, el exceso de interioridad nos conducen hacia una región particularmente peligrosa, dado que una existencia que adquiere una conciencia demasiado viva de sus raíces no puede sino negarse a sí misma"
E.M. Cioran (1911-1995),
escritor y filósofo rumano,
fragmento de "En las cimas de la desesperación" (p.p.21 y 22)
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