"Yo no había conocido el fuego hasta aquel día, el verdadero fuego, el fuego, al aire libre. No había visto sino el pobre fuego domesticado, prisionero en la hornilla, el fuego obediente y casero, al que una humilde cerilla le daba vida, y al que no le son permitidas todas las llamas. Se le mide, se le regula, se le restringe, se le apaga, se le enciende; para decirlo todo, se le envilece. No responde sino a la utilidad. Si no fuera necesario para el calor y el alimento, no se le vería ya más entre los hombres. Pero más allá, al aire libre, en medio de los matorrales y sauzales, nuestro fuego era verdaderamente el fuego de los campamentos primitivos.
No es fácil encender este fuego"
Henri Bosco (1888-1976) escritor francés, un fragmento de "El niño y el río" (p. 48)
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