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lunes, 3 de febrero de 2014

SER LÍRICO...

"Existen estados y obsesiones con los que no se puede vivir. La salvación ¿no podría consistir en confesarlos? Conservadas en la conciencia, la experiencia terrible y la obsesión terrorífica por la muerte conducen a la devastación. Hablando de la muerte salvamos algo de nosotros mismos, y sin embargo, algo se extingue en el ser. El lirisimo representa una fuerza de dispersión de la subjetividad, pues indica en el individuo una efervescencia incoercible que aspira sin cesar a la expresión. Esa necesidad de exteriorización es tanto más urgente cuanto más interior, profundo y concentrado es el lirismo. ¿Porqué el hombre se vuelve lírico durante el sufrimiento y el amor? Porque esos dos estados, a pesar de que son diferentes por su naturaleza y su orientación, surgen de las profundidades del ser, del centro sustancial de la subjetividad, en cierto sentido. Nos volvemos líricos cuando la vida en nuestro interior palpita con un ritmo esencial. Lo que de único y específico poseemos se realiza de una manera tan expresiva que lo individual se eleva al nivel de lo universal. Las experiencias subjetivas más profundas son asimismo más universales, por la simple razón de que alcanzan el fondo original de la vida. La verdadera interiorización conduce a una universalidad inaccesible para aquellos seres que no sobrepasan lo inesencial y que consideran el lirismo como un fenómeno inferior, como el producto de una inconsistencia espiritual, cuando en realidad, los recursos líricos de la subjetividad son la prueba de una gran profundidad interior" 
E. M. Cioran (1911-1995), 
escritor y filósofo rumano, 
fragmento de "En las cimas de la desesperación" (p.p. 14 y 15)