"Había una vez una casa (no). Había en un tiempo una casa (no). Había en
varios tiempos varias casas que eran una sola casa. ¿Era realmente una
casa o era un espejo fraguado por los tres tiempos, de modo que cada uno
era la consecuencia y el motivo del otro? Sì, como caleidoscopios o
como en un yo circular a manera de cuarto de vestir, donde la que va a
ser con máscara de anciana se probara la máscara de la que fue con
máscara de niña, y viceversa y sucesivamente. La máscara de la que es,
también, y que sólo se ve desde adentro, desde el revés de todas las
máscaras confundidas en una, hasta que se devore eso que habitualmente
llamamos rostro y se pueda ver quién es quien lo devora, y entonces
supongo que comprobaré lo que sospecho: que no se es uno sino todos.
Pero ahora el tiempo es y aparentemente soy yo sola. En este momento en que voy a nacer, en que voy a regresar, el tiempo y la persona que son yo soy"
Olga Orozco en "La oscuridad es otro sol" (p.5).