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jueves, 23 de octubre de 2014

AZAR E ILOGICIDAD...

"A todo lo largo de la vida amorosa las figuras surgen en la cabeza del sujeto amoroso sin ningún orden, puesto que dependen en cada caso de un azar (interior o exterior). En cada uno de estos incidentes (lo que le "cae" encima), el enamorado extrae de la reserva (¿el tesoro?) de figuras, según las necesidades, las exhortaciones o los placeres de su imaginario. Cada figura estalla, vibra sola como un sonido separado de toda melodía, o se repite, hasta la saciedad, como el motivo de una música dominante. Ninguna lógica liga las figuras ni determina su contigüidad: las figuras están fuera de todo sintagma, fuera de todo relato: son Erinias; se agitan, se esquivan, se apaciguan, vuelven, se alejan, sin más orden que un vuelo de mosquitos"

Roland Barthes (1915-1980), filósofo, escritor, ensayista y semiólogo francés en "Fragmentos de un discurso amoroso" (p. 20) 



miércoles, 22 de octubre de 2014

EL SENTIMIENTO AMOROSO

"La figura está circunscrita (como un signo) y es memorable (como una imagen o un cuento). Una figura se funda si al menos alguien puede decir: "¡Qué cierto es! Reconozco esta escena de lenguaje". Para ciertas operaciones de su arte, los lingüistas se valen de un algo vago: el sentimiento lingüístico: para componer las figuras no se necesita ni más ni menos que esta guía: el sentimiento amoroso"

Roland Barthes (1915-1980), filósofo, escritor, ensayista y semiólogo francés en "Fragmentos de un discurso amoroso" (p. 18) 



lunes, 20 de octubre de 2014

CANTO IRREVOCABLE

"Yo, que tengo una juventud llena de voces,
de relámpagos, de arterias vivas,
que acostado en mis músculos, atento a cómo corre y llora mi sangre,
a como se agolpan mis angustias
como mares amargos
o como espesas losas de desvelo,
oigo que se juntan todos los gritos
cual un bosque de estrechos corazones apretados;
oigo lo que decimos todavía hoy
todo lo que diremos aún,
de punta sobre nuestros graves latidos,
por boca de los árboles, por boca de la tierra.

Yo, que irrevocablemente sé de nuestra eternidad definitiva
de nuestra juventud de atentos sueños
y lágrimas despiertas;
de los tercos tambores tercamente sonando
que hay en nuestro oscuro fondo.

Que tengo un par de rotos ojos vivos,
mirando, aún no calcinados,
y unos brazos largos inmensos, eternos como piedras,
como piedras duras y varoniles y tristes.

Que con esos ojos abiertos y sufriendo
sé ver nuestra tierra por la sal blanqueada,
blanqueada por la amarga leche de los senos,
cómo se apaga con los huesos.

Y cómo se apaga y se seca de ceniza la sed
y se pudren las manos, y se curva el silencio.

Yo, que tengo un pobre e inútil corazón
para toda la tristeza
que dejo de sufrir a cualquier hora,
he visto a las madres arenosas y clavadas,
las madres de tezontle, las madres de piedra de metate,
llorando cuantas vivas de cal,
granos amargos,
gotas de plomo.

Lloran piedras de río
sentadas como viejas raíces,
las madres de tierra de la tierra.

He visto y llorado todo esto, yo.
Pero no he llorado todavía.
Hay un océano grande de tristeza.

Quisiera tener un corazón lleno de trigo
y mi pobre corazón es muy pequeño.

Hay que hacer un gran río del mundo,
juntar nuestros pulsos hasta formar un gran cielo.

Un cielo del que llovamos redivivos,
nuevos, virtuosamente limpios y dispuestos"

José Revueltas (1914-1976), escritor y político mexicano